viernes, 8 de febrero de 2008

Crueles diferencias - Destinos marcados

Las imágenes que se presentan a continuación dicen todo por sí solas. Es una obviedad que todos los seres humanos no nacemos iguales. Y es una suerte que sea así. Imaginemos un mundo con todas personas iguales a... Hitler, por ejemplo. Horror. Y un mundo en donde las mujeres y los hombres sean iguales entre sí, con lo cual, todos deberíamos enemorarmos del mismo tipo de persona, por caso. O también, todos ser amigos de seres similares, sin esas particularidades que nos hacen tan valiosos (o miserables) como humanos. Más allá de la globalización, entonces, muchos no queremos un mundo de clones. Aunque se "venda" como adelanto científico, como progreso, queremos seguir teniendo hijos como fruto del amor o de lo que sea... pero no elegidos por su color, sexo o tamaño, fabricados por un laboratorista de ocasión.

Si todos no nacemos iguales, entonces, tampoco debemos creer que todos nacemos con las mismas posibilidades. Desde chicos nos enseñan a jugar, o jugamos solos mejor dicho, hasta que nos enseñan a "jugar con reglas". Porque los niños juegan desde que pueden hacerlo, y tratan de seguir jugando hasta que los adultos se lo prohíben, porque empiezan las "responsabilidades" y demás... Y jugar con reglas significa, por ejemplo, que en una carrera de velocidad, los competidores largan desde la misma línea. Nadie puede adelantarse! Eso sería una especie de igualdad. Pero no alcanza. Porque aquel corredor que tenga mejores condiciones físicas, tiene ventaja con el resto. Y esas condicones pueden ser naturales, pero también sociales... ¿Y si uno de los que corre no comió? ¿Y si durmió en el banco de una estación de trenes, mientras el resto lo hizo en una cómoda cama king size? Con este mismo argumento, se vende como "óptimo" el libre mercado... ¿libre? Dicen que ahí van los compradores y vendedores y "libremente" eligen los precios o las condiciones de los intercambios que realicen... ¿y los monopolios?

Podríamos seguir dando más detalles que no van a agregar mucho más que lo que las fotos que siguen nos muestran. Mientras la primera nos muestra la comida para una semana de una familia alemana tipo, la segunda expone la comida para una semana de una familia de refugiados de Chad, África.

Me parece ver unas sonrisas o intento de ellas en las caras de esos simpáticos "negritos". No así en esos adustos rostros germanos. ¿Sabrán el destino que les espera a cada uno?


Gustavo Lamouret




No hay comentarios: