jueves, 8 de mayo de 2008

A 34 años del asesinato del Padre Carlos Mugica


“Señor Dios, Cordero de Dios,
Que sigues desangrándote.
En los hacheros del Norte,
Desangrándote.
En los mineros bolivianos,
Desangrándote.
En las favelas del morro,
Desangrándote.
En el frío de los pobres,
Desangrándote.
En la carne del torturado,
Desangrándote…”

De familia rica, Carlos Mugica Echagüe se ordena sacerdote y descubre en sus frecuentes visitas a los conventillos el dolor de la gente pobre. Viaja al Chaco y se encuentra con las injusticias que sufren los cosecheros del algodón. Cuando regresa, la Villa 31 de Retiro se convierte en su hogar para siempre, desde donde luchará junto a los habitantes por su dignidad y para que no les quiten sus tierras.
Sobre su simpatía con el peronismo, alguna vez dijo: “…Yo fui antiperonista hasta los 26 años, y mi proceso de acercamiento al peronismo coincidió con mi cristianización. Yo sé por el Evangelio, por la actitud de Cristo, que tengo que mirar la historia humana desde los pobres. Y en la Argentina, la mayoría de los pobres son peronistas, para decirlo de una manera muy simple.”
Mucha gente se siente molesta por lo que dice y piensa el padre Carlos.
“Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición”.
Lo asesinan el 11 de Mayo de 1974, en la puerta de la Iglesia de San Francisco Solano, en el barrio de Mataderos, cuando salía de celebrar misa. La Triple A de José López Rega y sus escuadrones parapoliciales son los responsables del crimen.
Miguel Bonasso en su libro “El presidente que no fue” cuenta que el padre Hernán Benítez, quien fuera confesor de Evita, le dijo que a Mugica lo mató Rodolfo Almirón, jefe de la custodia de “El Brujo”. Hoy Almirón está detenido y a la espera de la sentencia por las acusaciones de crímenes y secuestros durante los “años de plomo”.
Veinticinco años después de su muerte, un grupo de sacerdotes del Equipo de Pastoral de las Villas de Emergencia se entrevista con el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, para solicitarle formalmente el pedido para trasladar los restos de Carlos, que descansaban en la tumba familiar del Cementerio de la Recoleta, hasta su querida Parroquia de Cristo Obrero, en la Villa 31 de Retiro. El propio Bergoglio gestionó la autorización ante la familia y realizó los trámites civiles y administrativos para que el Padre Mugica, el 9 de abril de 1999, habite desde entonces, y para contradicción de sus asesinos, en el territorio de donde jamás será desalojado, en el corazón de su pueblo.

Mariano Nieva

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